Saber hacer las preguntas correctas son elementos indispensables para la creación de confort y comodidad: te aportan información, y a su vez permite que empiece a surgir cierta confianza con el objetivo.
Ejemplo típico en los cursos: El sargeador se acerca y aborda. Comienza a mostrar rasgos suyos durante varios minutos, de tal forma que ella empieza a formarse una idea sobre su personalidad. Ambos empiezan a estar cómodos, pero de pronto él comienza a hacer demasiadas preguntas, o las que hace no están demasiado bien formuladas. Mi compañero / a y yo (que somos los observadores en este caso) notamos a la legua que no va con él, ni con su personalidad, ni tampoco resulta en absoluto natural. (Si nosotros nos hemos dado cuenta, la chica que él tiene enfrente muchísimo más: ya sabemos que ellas son muchísimo más intuitivas). Si la pregunta ha sido solo una, puede que pase: ella solo se extraña por un momento. Pero a veces el sargeador empieza a hacer más preguntas inusuales o mal formuladas. En este caso en concreto, ella empieza a ladearle, se muestra más distante y la conversación parece alejarse. Si esto se da en una discoteca ó está cerca sus amigas, se da la vuelta sin más.
¿Cual es el problema? En la mayoría de estos casos: son rutinas en forma de preguntas “no interiorizadas”. Es decir, son algo aprendido de forma fría, o improvisadas y eso se nota.
¿Cómo saber si tus preguntas van por buen camino?
A lo largo de mis años de experiencia, he sacado algo en claro de las preguntas: Son una muy buena herramienta de confort. Estos pasos que explico a continuación, son pasos para comenzar a realizar preguntas de forma correcta:
1.-Tómate tu tiempo al hacer preguntas. Quizás la primera pregunta que se te pase por la cabeza no sea la que más te desmarque (¡cuidado con pasarte desmarcándote!).
2.-Adapta las preguntas a tu manera de ser. Examina y elabora tus propias preguntas: aquellas que te hagan sentir cómodo y natural. No “copies” sin más algo que ha dicho otro y le ha funcionado. Es decir, utiliza la idea y su mensaje, pero, ¡adáptalo a ti!
3.¡No te excedas! Todo es bueno en pequeñas cantidades. Si te pasas preguntando, acabarás pareciendo inseguro, ó con cierta necesidad de aprobación.
4.-Pregúntate esto mientras hablas con ella:
¿Las preguntas que estoy haciendo aportan algo a la conversación?
¿Me acercan ó me alejan de ella?
Si en ambos casos las respuestas son favorables, vas por buen camino.
5.El siguiente paso es descifrar sus respuestas: esto es algo que lleva tiempo; pero no deja de ser un hábito más. Aprenderás a reconocer (los veteranos ya lo sabéis), sus respuestas favorables de manera automática.
Un resumen / consejo: Es bueno sorprenderla y “descuadrarla”, de alguna manera; pero siempre que sea acorde contigo y tu personalidad. No es bueno sin embargo que en momentos en los que intentas crear confianza te distancies de ella por no haberte tomado un momento para preparar tus preguntas correctamente.
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